EL LENGUAJE EN LA RADIO Y LA PARTICIPACIÓN DE LO POPULAR
RESUMEN: El rol del comunicador en cabina, depende de cómo manifieste su manera de hacer, decir y trabajar en radio, para eso es necesario el lenguaje radiofónico, proceso por el cual la radio se dinamiza y aflora de mejor forma los contenidos de calidad y la reproducción del discurso del locutor , pero además por aquellos que trabajan una programación idónea y fructífera para el desarrollo de los protagonistas de este medio: las personas.
TÉRMINOS CLAVES: Lenguaje Radiofónico, Lengua, Comunicador, Radio Popular, Sostenibilidad.
SUMMARY: In this article, the role of the communicator in the booth depends on how he manifests his way of doing, saying and working on radio, depending on the execution of the radiophonic language, a process by which the radio is dynamized and the contents of the radio come out better. quality, but also by the radios that work a suitable and fruitful programming for the development of the protagonists of this medium: the people.
KEY TERMS: Radiophonic Language, Language, Communicator, Popular Radio, Sustainability.
INTRODUCCION
Hacer radio para
la gente, en la actualidad es un desafío, el locutor debe estar dispuesto a
convertirse en uno de ellos y trabajar bajo los objetivos sociales de un cambio
en las mentes de los oyentes, se podría decir que su manera de hablar debe
adaptarse a la forma en cómo entienda el lenguaje radiofónico y posteriormente
como lo aplique, pero también debe saber en qué medios puede hacerlo con total
normalidad. Aprender ese lenguaje determinará la construcción de contenido de
calidad y saber específicamente cuál es su meta.
DESARROLLO DE CONTENIDOS
Sintonizar una
emisora radiofónica, es un acto casi reflejo en la cotidianidad de nuestras
vidas, este acto sumerge al receptor en un universo sonoro capaz de despertar
un cúmulo de sensaciones y emociones que difícilmente afloran con el consumo de
otros medios de comunicación. En cuestión de minutos, la radio empapa a sus
oyentes de alegrías y de tristezas, de sonrisas y de lágrimas, de ilusiones y
de desengaños, de optimismo y de pesimismo, y, por qué no, de todo aquello que
pase por su imaginación cada vez que escuchan una voz, una música o un silencio. Los elementos sonoros de la radio ofrecen al comunicador un amplio abanico de posibilidades para que estructure su mensaje, mediante la correcta utilización y combinación de los elementos del lenguaje radiofónico y la elección de los géneros. En la radio, al igual
que en los otros medios, convergen todas y cada una de las condiciones
necesarias para hacer de la comunicación una realidad, ya que, entre otras
cosas, tiene un lenguaje y un código específicos de los que se sirven sus
profesionales para construir toda esa amalgama de mensajes/sonido que llegan a
nuestros oídos a través de los aparatos receptores.
La radio abarca
una cantidad considerable de aspectos que sirven para desarrollarse con
normalidad, a estas alturas, así como el lenguaje que manejan los seres
humanos. "La presencia de
un lenguaje propio del medio radiofónico obedece a la existencia de un código de
comunicación, nacido en el uso de un conjunto de reglas y normas que dan sentido
al lenguaje radiofónico". (Tenorio)
El profesor
Armand Balsebre lo define como el “conjunto de formas sonoras y no-sonoras
representadas por los sistemas expresivos de la palabra, la música, los efectos
sonoros y el silencio, cuya significación viene determinada por el conjunto de
los recursos técnico-expresivos de la reproducción sonora y el conjunto de los
factores que caracterizan el proceso de percepción sonora e imaginativo-visual
de los radioyentes”.
La voz (o el
lenguaje de los humanos), la música (o el lenguaje de las sensaciones), los
efectos sonoros (o el lenguaje de las cosas) y el silencio son los cuatro
componentes básicos de este lenguaje radial. Sin embargo, analizando un poco
más la relevancia de cada parte, es la palabra la que, sin duda, domina en el
proceso creativo, hasta el punto de que muchos autores han llegado a
calificarla como la “columna vertebral” del lenguaje radiofónico. De hecho, es
tal su importancia que, en ocasiones, la concurrencia de los otros sistemas se
presenta como una complementariedad al verbo y no como una explotación de sus
recursos expresivos. Así, la música, los efectos sonoros y el silencio se
acaban convirtiendo en meros elementos de refuerzo del lenguaje verbal. Además según Alfredo Casanella “la conjunción de
los valores semánticos y estéticos en el uso del lenguaje es esencial si se
quiere comprender la dimensión artística de la creación radiofónica” .
En ese plano del
maravillo desenvolvimiento del lenguaje radiofónico, actualmente, el respeto y
trabajo dentro de su estructura no es evidenciable, motivo por el cual los
locutores, no se adecuan a su rol y terminan desconfigurando su papel y los
mensajes que se difunden. Los locutores en la actualidad, manejan un discurso
capaz de incitar en la gente algún cambio, mientras más fuerte, emotivo y
trabajado sea, mayor será la repercusión en la mente del espectador.
En la radio se
trabajan los discursos de dos formas: el discurso elaborado y el discurso
improvisado. El primero se manifiesta en un proceso de contenidos donde la
información está pautada y direccionada a un objetivo, es más estructural. En
el segundo caso la información es trabajada acorde al momento de la emisión,
aunque en algunos casos corresponden a las intervenciones de personas que
participan en diferentes programas en calidad de invitados, aportando datos
interesantes o contribuyendo a generar momentos entretenidos. De esa forma en
la radio el lenguaje radiofónico es primordial para dirigirse a las audiencias,
sin embargo, la cuestión es que el discurso improvisado se ha vuelto una
herramienta muy requerida, la facilidad con la cual el comunicador monopoliza
su punto de vista, opaca de alguna forma a los verdaderos protagonistas, que
son radioescuchas.
En esta vía,
quizás no muy alentadora para muchos, se rescata el noble trabajo de escasos
locutores que siguen muy bien la idea de hacer, decir y trabajar desde estos
espacios de cambios, quienes, debido a su
profesión y vocación hacia lo social, se adaptan a las circunstancias, aquí su
lenguaje se transforma y su lengua empieza a manifestar ciertos cambios.
La lengua se
modifica. El cambio es inevitable. Es un ente vivo, cambiante, social y como
tal se ve afectado por lo que ocurre en la sociedad y su evolución. Constatamos
que hay vocablos que hemos dejado de escuchar y de usar porque el contexto y
las circunstancias en las que se daban no existen más o se han modificado. Así,
ya no llamamos manguillo al utensilio para escribir; ni decimos atiza el fogón
al comenzar a cocinar; ni hablamos de jornadas para referirnos a la distancia.
Por otro lado, comienzan a ser palabras de uso común: computadora, estarenred,
procesador (de alimentos, de palabras), te envío un fax. Los locutores hacen un
esfuerzo extra por adaptarse a la cultura de los espacios ciudadanos, de esta
forma existe un riguroso trabajo por definir y expresar correctamente un
mensaje hacia una ciudadanía diferente.
El lenguaje
radiofónico no tiene límites, y exige eso, que no se le limite, ya que el medio
está abierto para que a través de él transiten y se muevan con libertad las
palabras, los enunciados, las ideas, los pensamientos, los sentimientos, el
acontecer, el humor, la filosofía, la vida. Todo lo que puede ser expresado con
palabras puede ser transmitido por radio, ¿y qué cosas no pueden ser expresadas
con palabras o transformadas en sonidos? Por esto indignan tanto los
improvisados hablantes, los que tienen, con frecuencia, el vocabulario más
reducido; los que son incapaces de buscar y encontrar todas las posibilidades
de la lengua; quienes se conforman con las formas de expresión más trilladas,
quienes tienen tomados, ocupados, los micrófonos de la mayor parte de las
cabinas de las emisoras, por lo menos en este país. Frases que no resisten el
más mínimo análisis, son pronunciadas día a día, minuto a minuto a través de la
radio.
Esas
modificaciones naturales responden a los cambios correspondientes en la vida
cotidiana. Buena parte de las transformaciones de la lengua provienen de los
medios de comunicación que no obedecen, obligatoriamente, al uso natural y
social del mismo, sino a imposiciones ajenas o, si bien nos va, a cierta
economía de palabras, por aquello de que el tiempo es oro. Así, se van
eliminando poco a poco los artículos y se incorpora el innecesario e incorrecto
uso del gerundio, que son peculiaridades propias del inglés, como: «Tú estarás
en olímpicos», escuchado aquí el año pasado, o la expresión: «Gobernando es la
mejor forma de servir al pueblo».
De ese modo los
locutores y todos los hablantes de la radio tienen, aun sin saberlo o asumirlo,
la responsabilidad del uso social de la lengua, ya que buena parte de la
población no tiene más contacto con ella que lo que escucha por radio y
televisión; el uso personal, cotidiano, como todos sabemos, es reducido,
repetitivo, obvio; se limita a lo doméstico y a los amplios espacios de
silencio en los cuales viven. No obstante, así los mensajes sean escritos o
improvisados, el lenguaje verbal de la radio es el mismo que el lenguaje
cotidiano. Pero, requiere un manejo sintáctico que facilite la percepción y la
comunicación, de manera que se logre ser atractivo, sugerente, provocador,
visual, personal, propio. Por ejemplo, es recomendable estructurar el discurso
con frases cortas, pero acabadas, ya que los oyentes no se van a quedar
esperando, a ver si le completan la información; si no entiende o no se
interesa, abandona la escucha. Mayormente ese rol debe ser entendido a la
perfección por los facilitadores sociales.
Sumergiéndonos
más en este espacio, muchas veces también nos nace la pregunta de quiénes
controlan estos medios y cómo lo hacen, una pregunta muy compleja y con una
variedad de respuestas, dentro de este contexto la tenencia de estos medios
radiales son tres; la primera es una tenencia formal, que consiste en saberse
quién es dueño o quien puso/pone el dinero para el sufragio de los gastos. Otro
tipo de tenencia es la que proviene de las audiencias que, en cuanto al rol que
cumple cada quien o colectivamente, sabremos si son los constructores de los
discursos, proponentes o activadores de la opinión pública. Otro tipo de
tenencia es la que refiere al Estado, en su calidad de administrador de las
frecuencias, así como el que decide sobre el otorgamiento de licencias de
funcionamiento.
Cada medio de
comunicación radial soporta su ejecución en las tres tenencias, o debe hacerlo.
Ahora bien, en tanto las radios son entendidas y cultivadas como espacios de
ejercicio ciudadano, su tenencia partida del discurso que promueven, que poco a
poco va perteneciendo a las audiencias, convierten o revierten sus agendas
propias en asuntos de impropiedad y de reales mediadores.
Pero, los
caminos de esos medios no se determinan por la cantidad de radios comerciales
que existen, sino por la calidad de ciertos espacios que dignifican el trabajo
del locutor y velan por un cambio responsable y sostenido con la sociedad, por
ello la propuesta radial actualmente ya está planificándose ciudadanamente,
está “saliendo” del claustro de sus cabinas para fortalecer el contacto con sus
audiencias. Está participando en la gestación y organización de campañas
ciudadanas temáticas, también en la provocación para la formulación de
proyectos de desarrollo humano, y, dentro de lo que son sus programaciones
cotidianas, están los programas de micrófono abierto.
Una programación
claramente diseñada es recomendable mantenerla por un buen tiempo, porque una
vez que la audiencia ha convertido en un hábito la escucha de un programa
específico, que tiene un horario, una estructura, contenido y una conducción
que lo caracteriza, éste es difícil cambiarlo de la noche a la mañana. De ser
así, esto rompería con las relaciones de certidumbre, las rutinas, los hábitos,
la cercanía, confianza y referencialidad que entran en juego -en la relación
audiencia y medio- desde el mismo momento en que se enciende un receptor de
radio y que se prolongan más allá del simple encendido.
"La
programación es un ser vivo, se mueve. Los programas nacen, crecen, se
reproducen (o te los copia la competencia) y mueren. O mejor, son matados.
(...) Una vez que la gente se acostumbra, resulta molesto andar moviendo el
horario de un programa. Por eso, no se precipite para fijarlo. Investigue cuál
es la mejor opción para su público preferencial. Después, no cambie la hora a
no ser por razones de buen peso" LÓPEZ VIGIL
Por ejemplo, el
tema de la radio popular y educativa en América Latina en estos tiempos de la
globalización de la economía y la cultura. Ante los nuevos escenarios
comunicacionales que se viven y los que se avecinan, característicos de las
sociedades de la información, que van marcando la tendencia general, las radios
populares y educativas han tenido que enrumbar sus programaciones y proyectos
de comunicación para permanecer dentro del espectro radioeléctrico, sin perder
sus grados de incidencia en los sectores excluidos, los cuales constituyen su
opción fundamental
Las radios con
perfil educativo y opción popular caminan hacia la adopción de las nuevas
tecnologías (digitalización de audios por computadoras, uso de satélite y de
líneas "muertas" con retorno, automatización en todas sus áreas y
departamentos, comunicación electrónica y navegación por Internet), creación y
potencialización de las redes de radios comunitarias y participativas, y a la
capacitación de sus equipos humanos, manteniendo sus utopías liberadoras y concientizadoras,
dentro del nuevo y permanente discurso sobre la opción por los sectores
excluidos y el desarrollo de la participación ciudadana y la democratización de
la palabra. Una programación educativa elabora sus discursos pensando en el
colectivo estudiantil, pero con una metodología educomunicacional, para algunos
apostar en su creación es una pérdida de tiempo, pero no es así.
Mayormente esta
labor es puesta en escena por las radios comunitarias, aunque su realidad se ve
condicionada por mantener su sostenibilidad. Si bien existe una fórmula ideal
para garantizar la sostenibilidad de los medios de comunicación comunitarios,
lo cierto es que es su sobrevivencia y desarrollo depende en gran medida del
equilibrio entre los factores de sostenibilidad social, institucional y
económica. Los procesos comunicacionales participativos que comprometen a las
comunidades y contribuyen a fortalecer la organización local, tienen mejores
perspectivas de sostenibilidad que aquellos proyectos institucionales que dosifican
el acceso y la participación. En el proceso de redescubrimiento se han logrado cambios de conductas, se estimula la permanencia de los programas en el mediano plazo y se obtiene mayor reconocimiento de las comunidades, de los actores individuales como colectivos,así como de entes gubernamentales.
Debido a ese
inconveniente es que no se puede trabajar este tipo de programaciones hoy en
día. Y que no son las únicas barreras que se interponen en la lucha y
desarrollo de estos medios enriquecedores de cultura y empoderamiento. Pero
cuentan con el respaldo de organismos que velan por su creación y derechos
correspondientes.
La AMARC da
cuenta permanentemente de iniciativas legislativas que enriquecen la lucha por
los protagonismos ciudadanos. Se ha avanzado poco aun, pero sus asociadas van
sumando iniciativas en pro de la ciudadanización de los medios radiales. En el
Perú, la persecución de medios radiales ciudadanos se ha reducido
ostensiblemente, sobre todo por asuntos que las radios ya no son solo de sus “dueños”,
sino de las audiencias que proponen y desarrollan un discurso cada vez más
propio, y han descubierto que el estar asociados los fortalece o los hace menos
débiles
En ese panorama
mundial poco alentador, la comunicación alternativa sigue cumpliendo la
importante tarea de fortalecer identidades culturales y favorecer el desarrollo
de nuevas expresiones en la sociedad civil. Su sostenibilidad es ante todo el
resultado del compromiso político de los actores sociales. Una tarea que
manifiesta la participación de tanto de la audiencia, como de las personas que
integran el medio. Por ello es que el comunicador debe tener una visión más
social que profesional para enraizarse en este arduo trabajo.
CONCLUSIONES
La radio es un
mundo desconocido para quienes consideran que solo es la mera repetición de
textos, y prácticamente es un desacierto creerlo así, al igual que la vida
cotidiana también maneja un lenguaje radiofónico, compuesto por la voz, la
música, los efectos sonoros y el sonido. Y son estos que le dan básicamente el
proceso constructivo de los mensajes y determinan la calidad y carácter del
espacio radial. De ese modo también es difícil encontrar espacios que fomenten
programaciones que emitan cambio por medio de sus contenidos y discursos que
inciten una evolución en el criterio de las personas, nuevamente, volvemos a
creer que las radios populares son la únicas que pueden cumplir esos
requisitos, pero que solo dependerá de cuál es nuestra perspectiva de este
medio en pleno siglo tecnológico. La radio internamente desde todos sus ámbitos
no deja de sorprendernos.
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